martes, 25 de mayo de 2010

El hombre y el medio.

Las investigaciones arqueológicas nos muestran al hombre del Neolítico ocupando el territorio de los Picos de Europa durante la transición de una economía de cazadores-recolectores a agricultores y ganaderos.

Con la retirada de las nieves, los pastores buscaron las cumbres para llevar sus ganados. Ningún rincón de este territorio era deshesado, cualquier prado de montaña por muy difícil acceso que tuviese, no suponía obstáculo con el fín de conseguir ricos pastos alpinos.

En época romana se suceden acontecimientos que marcarán la historia de este territorio. Las guerras contra los cántabros y astures y la posterior conquista , conllevan la incorporación de los habitantes de la zona a la cultura latina. No obstante la población mantuvo un extremado celo en el mantenimiento de su autonomía.

El caracter de este pueblo, aguerrido y dispuesto siempre a luchar por su independencia y libertar, se aprovechado por Pelayo para combatir a los musulmanes. La transcendental batalla de Covadonga da especial a protagonismo a los Picos de Europa. Los pueblos del entorno reconocen a Pelayo como rey, estableciendo la capital en Cangas de Onís.

Dadas las características geográficas de este territorio se hizo necesario la regulación del pastoreo. Se crearon normas y ordenanzas que permitiesen un aprovechamiento común de los pastos. En las majadas se aprovechaban como cobijo las grandes rocas, en una primera etapa. Posteriormente las cabañas sustituyeron a estos primitivos alojamientos. Su construcción se realiza basicamente con piedras del entorno y la cubierta con tejas.

La actividad en las majadas comenzaba en primavera,siempre con el rigor de las ordenanzas que marcaban la pauta para la entrada del ganado en los prados: comenzando por el ganado bovino al que seguía el lanar y posteriormente, en septiembre, el cabrio. En la actualidad esta actividad ha cambiado notablemente: si bien la llegada y distribución del ganado se hace de igual manera, pero los pastores no permanecen de continuo en las majadas, como antaño, con sus rebaños.

En los Picos de Europa, la actividad minera, a partir de mediados del siglo XIX, tuvo un importante papel. Durante más de cién años ha sido el motor económico de éste territorio, dando lugar a una importante transformación del paisaje y a la apertura de vías de comunicación que aún son utilizadas. Coincidiendo prácticamente con la declaración del Parque Nacional esta actividad ha cesado en su totalidad.

Puente romano en Cangas de Onís Invernales de Igüedri